Dim sum

Dim Sum es algo así como unas tapas al estilo chino. La tradición de tomar dim sum viene de la región cantonesa en el sur de la China. Son pequeñas porciones de diferentes comidas que se sirven para acompañar el , muchas de ellas en vaporeras de bambú.

Aunque tradicionalemente el dim sum se tomaba como desayuno, se ha popularizado y muchas veces se consume en mayores cantidades y como almuerzo. En los barrios chinos de muchas ciudades estadounidenses se puede degustar un auténtico dim sum. En el barrio de Chinatown de Boston hay muchos restaurantes que lo sirven, y los domingos se llenan de familias de origen chino que van a disfrutar de un festín familiar, como es tradicional.

Chinatown Gate, la puerta de entrada al barrio de Chinatown en Boston

Uno de los mejores lugares para degustar un típico dim sum en Boston es el restaurante Hei La Moon.

El lugar, como muchos de los restaurantes chinos que sirven este tipo de comida, parece un salón de banquetes de boda (de hecho se puede alquilar como tal). Los fines de semana se llena de familias chinas y hasta hay que pedir turno para sentarse, lo cual es buena señal.

Como es común en el ritual del dim sum, las camareras pasan por la sala con carritos que llevan los platos de comida. El comensal está ojo avizor y cuando ve algo que le gusta en el carrito lo pide a la camarera, que procede a marcar la tarjeta con un sellito que luego servirá para poder cobrar lo que se ha consumido.

Aquí van algunos ejemplos de los platos que pude degustar en Hei La Moon, todos ellos recomendados por un buen amigo que además habla cantonés (una ventaja a la hora de comunicarse con las camareras y preguntar sobre los platos más auténticos —¡Gracias H!).

Primera tanda: shumai de cerdo (vaporera), pastelitos de pescado, empanadas de verduras y cangrejo, mejillones al gratén (todo acompañado de té, por supuesto)



Cheong fan, una especie de canelones de pasta de arroz rellenos de gambas... ¡riquísimos!

Bau: bollitos al vapor, estos rellenos de pasta dulce de alubias
Fritura de gambas con exterior crujiente
Y para quien quiera algo más auténtico, un plato muy popular del dim sum son las llamadas garras del fénix (phoenix claws), que no son otra cosa que patas de pollo fritas y luego cocinadas al vapor. Toda una delicia que decliné probar, ante tantas posibilidades más apetitosas. También se sirven sardinas rebozadas y fritas, otro plato que curiosamente me recuerda a la cocina típica española. Como decía, el dim sum es algo así como unas tapas chinas.

Un carrito de dim sum

Parques y jardines: Boston en primavera

Tulipanes y estatua de George Washington en el Public Garden
{fuente}
Qué ganas de que llegue la primavera a Boston. El invierno siempre se alarga por estas latitudes, y la primavera tarda en llegar. A veces casi se junta con el verano, pero nunca pasa desapercibida.

Cuando por fin hace acto de presencia, es toda una explosión de color, y es que para algo han de servir las lluvias de abril. Ahora mismo empiezan a brotar los árboles... algunos, no todos. Ya se puede ver algún tulipán que anuncia el cambio real de estación, al menos en cuanto a la botánica.

Y lo mejor de la primavera en Boston es salir a sus parques y jardines, que se llenan de verde y de flores.

El Public Garden es uno de mis jardines favoritos. Es pequeño y clásico en su diseño. Además tiene historia, porque lleva en la ciudad desde 1837. De hecho, es el primer jardín botánico creado en EE UU. El jardín está muy céntrico, con lo cual mucha gente va a almorzar en primavera y verano desde los edificios de oficinas que hay a su alrededor. En el lago habitan cisnes y patos, y en primavera se pueden ver a las crías nadando con sus madres.

Tulipanes y árboles en todo su esplendor primaveral {fuente}
Lago donde los swan boats (barcos cisne) pasean a los turistas {fuente}
La escultura más icónica de este jardín, dedicada al clásico cuento bostoniano
Make Way for Ducklings (1941) {fuente}

Donde acaba el Public Garden comienza el Boston Common (o "The Common"). Es el parque más antiguo de todo EE UU: 20 hectáreas establecidas como tal en 1634. Sin duda la primavera y el verano es cuando más visitantes recibe, pero también es un lugar precioso para disfrutar de las nevadas invernales.

Vista aérea del Boston Common (parte superior) y el Public Garden (parte inferior)
{fuente desconocida}
Explanada donde tomar el sol, leer y relajarse {fuente}

Saliendo del centro de la ciudad, quizá el mejor lugar para disfrutar de la primavera (y también los colores del otoño) sea el Cementerio de Mount Auburn en Cambridge, al otro lado del río. Con la historia que tiene esta región, el cementerio es (sí, otra vez) el primer cementerio-jardín de EE UU, creado en 1831. Es grandísimo (70 hectáreas) y no sólo sirve para enterrar a los afortunados lugareños que pueden descansar eternamente en tal paraíso botánico, sino que además es un precioso jardín lleno de esculturas interesantes.

Lápidas entre flores y árboles en Mount Auburn
Escultura de esfinge en homenaje a los soldados de la Guerra Civil americana
Las mascotas también tienen su sitio en Mount Auburn.
Podéis leer más información sobre la ciudad de Boston
en este post, Desde Boston.

Dulces chinos: Bizcochos

En el barrio de Chinatown en Boston no solo hay multitud de restaurantes chinos y asiáticos en general, sino también varias panaderías/pastelerías.

101 Bakery en Boston
En esta ocasión fui por recomendación de un amigo a 101 Bakery a probar algunos de los dulces típicos.

La pastelería es en realidad taiwanesa, por lo que tienen algunos dulces diferentes de los de otras pastelerías chinas de la zona.


Me decidí por comprar dos clásicos chinos: un rollo de piel de tigre (Tiger Skin Roll) y un bizcocho de miel (Honey Cake).

Del primero me llamó la atención el nombre. Se parece algo a lo que en España se llama brazo de gitano, claro que el efecto de "piel de tigre" de la parte exterior se logra haciendo un bizcocho con una proporción de 6 yemas por 1 clara. Además, el bizcocho no es demasiado dulce.

Así se ve el rollo de piel de tigre entero.

El rollo de piel de tigre está compuesto de 2 bizcochos, uno interior y otro exterior, que luego se juntan. El bizcocho interior puede ser de chocolate, y entre los dos bizcochos hay una capa fina de crema o de ganache, dependiendo del tipo.

Esta es la porción de rollo de 101 Bakery. Riquísimo con una buena taza de o café para desayunar.

Podéis visitar el blog Ancoo Journal para ver una receta (en inglés) de una versión con bizcocho de chocolate y ganache.


Para seguir con la degustación de dulces chinos, lo siguiente era probar el sencillo y delicioso bizcocho de miel.

El truco de este bizcocho es que no está hecho al horno, ¡sino al vapor! Eso le da una consistencia muy esponjosa y ligera. El sabor no es muy dulce, de hecho no tiene azúcar, sino solo un poco de miel. Por esto es también perfecto para desayunar.


Haciendo clic aquí podéis ver una sencilla receta (en inglés) del bizcocho de miel. Y con estos bizcochos... me despido por hoy. ;)

Los libros en orden

Estante de Fusca Design
Hay veces que ya no sabes dónde meter los libros en casa. Se van acumulando con los años y hay que buscar maneras de organizarlos, si puede ser con un poco de estilo pues mejor. Por suerte existen las librerías de suelo a techo o ideas curiosas de almacenaje que nos pueden ayudar a poner los libros en orden.

Con unos sencillos estantes podemos aprovechar el espacio de
un rincón de estudio.

Las originales estanterías de Eric Guiomar están hechas de cartón.

Cuando se trata de aprovechar el espacio, estas librerías que enmarcan puertas y cubren paredes son ideales.



No hace falta que los libros estén en posición vertical. Esta librería no solo organiza sino que decora.

Cuando hay espacio, necesidad y un buen sentido del diseño de interiores, surgen megalibrerías como esta.

En cuanto a ideas curiosas que además de útiles aprovechan bien el espacio, esta librería-escalera de Levitate Architects se lleva la palma.

Dulces japoneses en NY

Justo enfrente del Rockefeller Center, en el 608 de la Quinta Avenida, está la pastelería japonesa Minamoto Kitchoan. No solo la decoración y presentación de los dulces es impecable, sino también su elaboración y sabor. La pastelería, de la que hay varias tiendas por el mundo, sirve wagashi, o los dulces típicos que acompañan al té japonés.


Los ingredientes básicos de los wagashi son arroz glutinoso, pasta dulce de alubias azuki y fruta. Por eso, los sabores son muy diferentes de los dulces europeos a los que estoy acostumbrada, basados en productos lácteos, huevos, harina, chocolate y frutos secos.


Los ingredientes son frescos y naturales, por lo que hay que consumir los dulces al poco tiempo de comprarlos. Esto no supone ningún problema porque son irresistibles.

Fukuwatashi: galleta crujiente con crema de vainilla
Suikansyuku: Caqui "Hoshigaki" relleno de pasta dulce de alubia blanca
Oribenishiki: Pastelito relleno de castaña y pasta dulce de alubia roja
Macchamochi: Pastel blando de arroz relleno de pasta dulce de alubia roja con polvo de té verde
Sakuranbo: Cereza envuelta en gelatina semidulce
Gelatinas hechas con zumo fresco de caqui (izquierda) y melocotón blanco (derecha)

Edward Gorey

El otro día estuve en el Ateneo de Boston viendo una exposición de uno de mis ilustradores favoritos, Edward Gorey (1925–2000). Conocido por sus dibujos macabros y humorísticos, el estilo de Gorey ha sido caracterizado como gótico, surrealista, victoriano... El texto que acompaña sus ilustraciones en blanco y negro es juguetón e ingenioso. Gorey mezclaba el humor y los juegos de palabras con lo macabro y lo fantástico de una manera perfecta. Su estilo es inconfundible.

The Doubtful Guest, 1957

Nacido en Chicago, Gorey amaba la costa de Massachusetts, donde vivió muchos años en el famoso Cape Cod. Su casa allí es ahora un museo que exhibe su obra, parte de cuyos beneficios van destinados a asociaciones para la protección de los animales (por expreso deseo del Sr. Gorey, gran amante de los gatos, perros y demás animales).




Gorey ilustró también más de cien obras de muchos autores renombrados, como Samuel Beckett, H.G. Wells, Charles Dickens o T.S. Eliot.

Uno de sus libros más conocidos es
The Gashlycrumb Tinies (1963), una especie de abecedario macabro en el que cada letra corresponde a la inicial de un niñito que sufre un trágico final. Aunque en muchas de sus ilustraciones salen niños, la trama de sus historias y la temática de su arte son para adultos.



Cuando Gorey vivía en Nueva York, iba a todas las representaciones del New York City Ballet, dirigido por aquel entonces por el gran George Balanchine. Esto influenció su arte e inspiró obras como esta, The Gilded Bat (1966).

Edward Gorey también trabajó en el teatro. En 1977 diseñó los decorados y el vestuario de una producción de Drácula en Broadway por la que ganó dos premios Tony (el máximo galardón al teatro en EE. UU.).

En 1980 diseñó los títulos de crédito de la serie Mystery! para la televisión pública estadounidense (PBS):



Gorey ha influenciado y sigue influenciado a muchos artistas. No hay más que echar un vistazo a la obra de Tim Burton, o al estilo gráfico de Lemony Snicket o Emily the Strange.

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The Osbick Bird, 1970
The Blue Aspic, 1968
The Other Statue, 1968