Como nota histórica interesante, el hotel se encuentra a escasos metros del lugar de la famosa Boston Tea Party donde, en 1773, un grupo de colonos destruyó cargamentos de té provenientes de Inglaterra para protestar contra los impuestos abusivos de la corona. Se le llamó así porque abordaron los buques ingleses y echaron al mar cientos de arcones con té, haciendo una especie de "infusión" en el puerto bostoniano.
Así pues, el Boston Harbor Hotel es más que ideal para disfrutar de un té de la tarde. Lo sirven de las 14:30 a las 16:30h y cuesta $18.50 por persona, un precio más que razonable. Los canapés y pastelitos los preparan en el momento, por eso es necesario reservar.
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Los detalles están muy cuidados: decoran la mesa con pétalos de rosa y, como debe ser, cada taza de té tiene una cucharita filtradora con su reposa-cucharita, todo de plata.
Mientras disfrutas de las relajantes vistas al puerto de Boston, te traen la tetera individual con el té elegido, preparado con propiedad. Pero lo más gratificante de la experiencia es la comida que acompaña al té.
Los canapés, panecillos y pastelitos los prepararan en el momento y son deliciosos, no solo a la vista sino también al paladar. Dicho manjar se sirve en la tradicional torre de 3 platos.
Se comienza por el plato de arriba con bizcochos de arándanos, mini-scones de limón con semillas de amapola, fresas con crème fraîche, galletitas de merengue de naranja, etc. (Tengo que decir que los scones estaban calentitos cuando los sirvieron, qué ricos).
En el plato de enmedio están los canapés salados, como por ejemplo: tartaleta con mousse de aguacate y gamba, pan de centeno con salmón ahumado y caviar, tostada con mousse de clara y yema, etc.
Y como colofón, el plato de abajo trae los dulces: shortbread con mousse de fresa, bizcocho de chocolate, tartaletas de crema de limón, etc.
Los tipos de canapés y pastelitos pueden variar, pero según me han contado siempre están espectaculares. Lástima no haber descubierto este sitio antes, porque ya se ha convertido en uno de mis favoritos en Boston.
Os dejo con otra "tea party" famosa.
Con "picoteo" como éste, imagino que la cena será más bien breve.
ResponderEliminarGracias por contarnos la anécdora del Boston tea party.
Cualquier momento es bueno, cualquier situación es única para saborear un buen té. .http:lavidasonambula.blogspot.com
ResponderEliminar@Anónimo Sí, este "picoteo" se convierte en merienda-cena. Gracias a ti por leer el blog.
ResponderEliminar@Guillermo El buen té es como el buen vino; hay tantas variedades con tantos matices... es un placer degustarlo y hay uno para cada momento.